Ayer Xabier Aja adelantaba en Deia que la firma finlandesa Outokumpu se suma a la lista de multinacionales que abandonan Euskadi. En este caso no se trata de una deslocalización sino de la supresión de un negocio, el de la fabricación de productos de cobre, con lo que la buena noticia es que no se cierra la planta vasca sino que se ha vendido al mejor postor.
Eso sí, muchos compradores no parece que hubiera, ya que las fábricas repartidas por diversos países de Europa pasan a manos de dos empresas en cuyo capital figuran, al parecer, varios directivos. Es decir, que se trata de un MBO o Management Buy Out, en virtud del cual los gestores se hacen con el control de la compañía. Es algo que en Euskadi ya sucedió con Sarenet y que se intentó, sin éxito, con Ericsson.
La sociedad que pasará a ser propietaria de la factoría vasca se llama Leaf Business Holdings y fue constituida en febrero en la sede de un despacho de abogados de Madrid. Esta compañía se hará cargo también de la fábrica situada en Bélgica y del negocio de distribución de tubos de cobre en Francia y Alemania.
Outokumpu reconoce que el precio de la venta ha sido bajo, ya que en libros va a contabilizar unas pérdidas de 65 millones de euros. Y es que el negocio generaba resultados negativos de unos 5 millones de euros al año. Casi la mitad de la plantilla total, de 730 personas, está situada en Bizkaia, donde la firma finlandesa emplea a 250 trabajadores. La mayor parte de su producción consiste en tubos sanitarios, que como consecuencia de la crisis de la construcción se ha convertido en un negocio en crisis.
La fábrica vasca de Outokumpu está situada en Zaratamo, junto a Basauri, y es heredera de la que abrieron en el siglo XIX los hermanos Benito y Gregorio Pradera, procedentes de Markina. Siguiendo la tradición siderúrgica vizcaína, fundían cobre procedente de las minas de Arrazola para darle forma. A principios del siglo XX Hermanos Pradera era, de hecho, una de las más importantes industrias de todo el Estado y llegó a tener miles de trabajadores.
El negocio aguantó hasta la crisis de los setenta. Entonces, sus herederos fusionaron la empresa con otra situada en Lamiako, Eduardo K.L. Earle, y con Secem, que explotaba el cobre procedente de Río Tinto (Huelva). Se formó así Ibercobre, un holding que fundamentalmente se dedicó a reconvertir la industria y a buscar un comprador. Sólo en 1978 redujo la plantilla de 1.400 a 700 personas.
En 1987 consiguió encontrar un comprador: Outokumpu, que primero adquirió un 21%, poco antes de salir a Bolsa en Helsinki, y cuatro años más tarde se hizo con el 100%. La fábrica de Zaratamo pasó a llamarse Outokumpu Copper Tubes, aunque el anagrama de Pradera Hermanos todavía aparece en algunas paredes. Entonces el cobre era un negocio próspero que generaba el 29% de la facturación de la firma finlandesa.
De hecho, la fábrica vasca se fue modernizando a lo largo de los noventa y recibió ayudas del Gobierno Vasco (más de 6 millones de euros) que generaron cierto malestar en Suecia, donde se cerró una planta, e incluso la intervención del comisario europeo de Industria para aclarar que no se trataba de una subvención ilegal. Curiosamente, poco después la demanda de cobre sufrió un enorme impulso desde Bruselas, como consecuencia de la fabricación de las primeras monedas de euro.
Sin embargo, a partir de 2000 el negocio empezó a debilitarse. Al parecer, la subida del precio del cobre ha generado un desplazamiento de la demanda de productos sustitutivos, y fundamentalmente el acero y el PVC. En 2003 la empresa vivió varios conflictos laborales y algunos empleados abrieron incluso un foro en Internet para manifestar sus protestas. Se redujo la plantilla desde cerca de 500 personas hasta las actuales 250.
Así que Outokumpu ha decidido alejarse del cobre y centrarse en el acero inoxidable, mucho más rentable y que sólo el año pasado le generó unos beneficios de 589 millones de euros. Curisoamente, en su web aparece una fotografía del Guggenheim y de la pasarela de la Universidad de Deusto, dos construcciones en las que probablemente se utilizaron sus productos.
(Actualización 10.09.09) Hoy se ha sabido que la antigua Outokumpu, ahora conocida como LBH Spain (Leaf Business Holdings), ha presentado suspensión de pagos con un pasivo de 13 millones de euros ante la imposibilidad de seguir trabajando con las pérdidas acumuladas en los últimos tiempos. Cuenta con 267 trabajadores y la supervivencia pasa por echar a la mitad de la plantilla y reducir la producción.
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